Fotografía

 

Hasta fines del siglo XIX la Sábana de Turín no era tan conocida, se la mencionaba como una reliquia más, si bien venerada por muchos, pero sin mayor trascendencia, hasta que en 1898 un suceso totalmente inesperado la pone de relieve y desata polémicas que duran hasta nuestros días, con el consiguiente interés de la prensa. En la primera ostensión de la Sábana, después de haberse inventado la fotografía, el abogado Secondo Pia, fotógrafo aficionado, obtiene la primera placa de esta tela y comprueba que la imagen borrosa que presentaba era en realidad un negativo. Las partes oscuras del original aparecen claras en el negativo de la foto y las claras, oscuras. Al mirar su negativo fotográfico en lugar de verse peor que el original, como pasa con cualquier foto, la imagen se ve muchísimo mejor, porque en el original está grabada precisamente en negativo.

Además hasta su primera fotografía, la Sábana de Turín se podía observar solamente durante las ostensiones, que eran poco frecuentes: unas tres por cada siglo, que se hacían para conmemorar grandes acontecimientos de la casa de Saboya. Al poder ver esa imagen en fotografías que ahora estaban al alcance de todos y en todo momento, se inicia lo que se ha dado en llamar la era científica de la Síndone.